martes, 11 de marzo de 2014

EL GOLPE DE ESTADO DE PINOCHET A ALLENDE



EL GOLPE DE ESTADO DE PINOCHET A ALLENDE


                                                                                                  Por: Walter Romero Quinto,
Profesor de Ciencias Sociales y Filosofía.


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Hace 40 años, el fatídico martes 11 de setiembre de 1973, se produjo el golpe de Estado de la CIA y la extrema derecha chilena contra el gobierno constitucional, democrático, y de orientación socialista, de Salvador Allende, el más sangriento golpe de Estado que conoce la historia de la Humanidad.

27 de junio de 1970, cuando era sólo una posibilidad el triunfo electoral de Allende, Henry Kissinger, Secretario de Estado norteamericano del presidente Richard Nixon, advirtió que los norteamericanos no permitirían que Chile transite al comunismo “por irresponsabilidad de su pueblo”.

Como se sabe, Allende, del bloque izquierdista Unidad Popular (UP), ganó por mayoría relativa (36% de los votos) las elecciones del 4 de setiembre de 1970.

El 15 setiembre de 1970, Richard Nixon, presidente de EU, calificó de inaceptable el triunfo de Allende en Chille y admitió que a EU no le quedaba otra cosa que “hacer chillar” la economía chilena.

Al no haber ganado por mayoría absoluta, el Congreso debía elegir al futuro presidente chileno entre los dos candidatos más votados: Allende, de izquierda, y Alessandri, de derecha.

La CIA puso en juego una carta: El Partido Nacional (PN) le propuso a la Democracia Cristiana (DC) una fórmula: a) Que la DC apoye a Alessandri, b) Que luego Alessandri renuncie y convoque a nuevas elecciones, y c) Que en las nuevas elecciones, el PN y la DC, en alianza, elijan nuevamente a Frei, de la DC. La DC chilena no aceptó la propuesta.

Ante ello, la CIA puso en juego otra carta: La DC condicionó su apoyo a Allende, a que éste firme de antemano un “Estatuto de Garantías Constitucionales”, es decir, se comprometa a gobernar el país respetando estrictamente la Constitución Política chilena. Allende firmó ese documento.

Ante el inminente ascenso de Allende, la CIA y la extrema derecha chilena engendraron al grupo paramilitar fascista “Patria y Libertad” y mediante él estallaron bombas en diferentes localidades del país. Sus voceros culparon de estas detonaciones a la izquierda, y empezaron a presionar para que las fuerzas armadas impidan el ascenso de Allende.

En tales circunstancias se produjo el claro y valiente pronunciamiento del general René Schneider, Comandante en Jefe del Ejército: “Las fuerzas armadas chilenas respetan y respetarán el resultado de las elecciones”.

El 24 de octubre de 1970, con el voto de la UP y la DC y al amparo de altos mandos militares constitucionalistas, Allende es elegido, por el Congreso, el nuevo presidente constitucional de su país.

El 25 de octubre de 1970, tras un atentado ejecutado por el grupo “Patria y Libertad”, fallece el general constitucionalista René Schneider. Sin duda, su muerte, es un claro mensaje del imperialismo yanqui y la derecha chilena a todos los oficiales leales a Allende.

El 4 de noviembre de 1970, en medio de una gran expectativa nacional e internacional, Allende asume la presidencia de Chile.

El 6 de noviembre de 1970, Nixon, presidente de EU, a dos días del ascenso de Allende, señala que la principal preocupación de EU en Chile es evitar que Allende se consolide en el poder y tenga una buena imagen en el mundo, y da directivas para desestabilizarlo.

El gobierno de Allende llevó adelante, utilizando las normas legales vigentes en Chile, la estatización de diversas empresas extranjeras. Es de resaltar que la nacionalización del cobre contó con el respaldo pleno de todos los sectores políticos del Congreso. Del mismo modo, profundizó la reforma agraria iniciada por el gobierno anterior. Se congelaron los precios y se elevaron los sueldos y salarios.

La abrupta caída del precio internacional del cobre, sumada al permanente boicot de la derecha perjudican enormemente a la economía chilena. Aparecen los primeros indicios de desabastecimiento. La economía chilena “empieza a chillar”.

Pese a todos los esfuerzos de la CIA y la extrema derecha para desacreditar al gobierno, en las elecciones municipales del 4 de abril de 1971, la UP logró el 49% del total de los votos.

La CIA y a las fuerzas más reaccionarias del país entran en franca desesperación y buscan profundizar el caos alentando y promoviendo el creciente desabastecimiento de productos de primera necesidad a lo largo y ancho del país. El gobierno popular responde creando en cada barrio las Juntas de Abastecimiento y Precios, JAP.

Para las elecciones complementarias de enero de 1972 se inicia la alianza entre la DC y el PN. Estos partidos aprobaron una reforma constitucional que entrababa los planes estatistas de la UP.

En octubre de 1972, la CIA y la extrema derecha chilena logran orquestar el paro de la Agrupación de Dueños de Camiones de Chile. El paro causa estragos en la población, y es contrarrestado en parte por los camioneros leales al gobierno. En diversas partes del país se producen grandes movilizaciones populares en apoyo al gobierno. Al no lograr poner a la población contra el gobierno, verdadero objetivo de la medida, fracasa la huelga de los camioneros.

En octubre de 1972 la DC logra que el gobierno apruebe la “Ley de Control de Armas”. Esta ley facultaba a las fuerzas armadas allanar fábricas, haciendas, barrios, locales sindicales y locales partidarios para comprobar la inexistencia de grupos armados en la población civil. Para la CIA y la extrema derecha esta ley les servía para impedir que el pueblo tome las armas. Para la UP esta ley le servía para demostrar que su proceso revolucionario era pacífico.

La CIA y la extrema derecha penetran en la clase obrera y promueven una huelga nacional de trabajadores del cobre exigiendo que se les duplique los salarios. Con el beneplácito de la CIA y la extrema derecha empieza la huelga obrera contra el gobierno popular. Los obreros leales al gobierno tienen que trabajar dos turnos diarios para mantener la producción. La huelga obrera reaccionaria al no recibir el respaldo de la población es derrotada pero la polarización de país se acrecienta.

La CIA y la extrema derecha penetran también en la juventud estudiantil, cuyos sectores más conservadores se movilizan en oposición a las reformas en la educación bajo el argumento de oponerse a la difusión del marxismo ateo en los colegios y las universidades de Chile. Se producen graves enfrentamientos entre jóvenes del país, con el trágico saldo de muertos y heridos. La polarización del país aumenta.

En las elecciones parlamentarias del 4 de marzo de 1973 el PN y la DC se unen en la denominada CODE (Coordinadora Democrática). La CIA y la extrema derecha esperan que la CODE alcance el 66% de los votos que les permitiría destituir a Allende por acuerdo del Congreso, pero para el infortunio de ellos, sólo logran el 54% de los votos, en tanto que la UP crece en su respaldo popular logrando el 43%.

Ese resultado electoral, triunfal, pero adverso, termina por convencer a la CIA y a la extrema derecha chilena que no es posible poner al pueblo chileno contra su gobierno. Los dinamitazos de “Patria y Libertad” destruyendo la infraestructura del país no le desmoralizan. Los asesinatos a sus dirigentes no le acobardan. Las largas colas para comprar azúcar, leche, pan, no le amilanan. Al contrario, la lealtad al gobierno crece y crece. La única posibilidad que les queda para derrocar al gobierno de Allende y eliminar a sus miles de leales colaboradores es mediante un sangriento golpe de Estado. Empiezan a prepararse para ello.

El alto clima de violencia que hay en Chile hace que la iglesia católica se pronuncie oficialmente lamentando ello y haciendo un clamoroso llamamiento a la paz y unidad del país. Ante este pronunciamiento de la iglesia católica, la DC se ve presionada a dialogar con el gobierno.

El diálogo entre la UP y la DC fracasa porque la DC pretendió algo inaceptable por la UP: Que el gobierno devuelva a sus propietarios las empresas estatizadas.

El 29 de junio de 1973 se produjo el “tanquetazo”, un intento de golpe de Estado por una minúscula parte de las fuerzas armadas chilenas, al margen de la alta oficialidad militar. El “tanquetazo” fracasa, pero polariza enormemente al país. El pueblo realiza una enorme manifestación de respaldo al gobierno, en tanto la extrema derecha llama abiertamente a las fuerzas armadas al golpe de Estado y sectores radicales de la izquierda llaman al levantamiento popular contra el golpe de Estado.

En tanto, la CIA ya tiene registrado los nombres y los domicilios de los principales colaboradores del gobierno y considera que ha llegado el momento de desencadenar el golpe de Estado. El agente de la CIA Patrick Ryan y el Vicealmirante José Toribio Merino se reúnen y deciden tomar a la oficialidad de la Marina como centro inicial de las operaciones. Pero encuentran un enorme obstáculo, la presencia del comandante de la Armada Arturo Araya. Edecán Naval del presidente Allende. Deciden eliminarlo.

El 27 de julio de 1973, “Patria y Libertad” cumple el encargo de asesinar al comandante de la Armada Arturo Araya. La Marina queda bajo control de los golpistas.

El 17 de agosto de 1973, tras la inesperada renuncia del general César Ruiz Danyau, el general Gustavo Leigh pasa a ser el nuevo Comandante en jefe de la Aviación, que de inmediato se suma a los planes golpistas de la CIA. La Marina y la Aviación están bajo control de los golpistas.

El 22 de agosto de 1973, mediante un manifiesto, la Cámara de Diputados del Congreso declara el quebrantamiento constitucional de la República, por la negativa del ejecutivo de promulgar unas reformas constitucionales aprobadas por el Congreso. En el fondo, este es un llamamiento oficial del parlamento al golpe de Estado.

El 23 de agosto de 1973, tras un incidente callejero escandalizado por la prensa, el general Carlos Prats es obligado a renunciar. El nuevo Comandante en jefe del Ejército pasa a ser Augusto Pinochet

El viernes 7 de setiembre la CIA determina que el golpe de Estado debe ser el 11 de setiembre de 1973. La polarización del país es tal que cualquier demora puede ser fatal para los planes golpistas.

El sábado 8 de setiembre de 1973 Merino y Leigh envían un emisario donde Pinochet para informarle sobre el golpe de Estado que se llevará adelante “con o sin su apoyo”. Pinochet le responde al emisario que él no es marxista, lo que podía indicar su apoyo al golpe.

Por la mañana del domingo 9 de setiembre Allende se reúne con Pinochet y otros generales, donde se supone que Allende les informó su deseo de convocar a un plebiscito sobre la continuidad o no de su gobierno cuestionado por el Congreso.

Por la tarde de ese mismo domingo 9, Leigh visita a Pinochet para saber su posición frente al golpe que se avecinaba. Al final, ambos firmaron un documento redactado por Merino donde se comprometían apoyar el golpe. El golpe ya era inevitable.

El día lunes 10 zarpa la escuadra naval para participar en la Operación UNITAS y el ejército se acuartela bajo el pretexto de prevenirse ante un posible disturbio. En verdad, se concentraban para desencadenar el golpe.

En la madrugada del martes 11 de setiembre de 1973, el Vicealmirante golpista José Toribio Merino, con el apoyo de la oficialidad de la Marina, destituye al Almirante Raúl Montero y se autoproclama Comandante en jefe de la Armada. La escuadra reaparece y las fuerzas armadas toman la ciudad de Valparaíso. Se iniciaba así el golpe de Estado.

El presidente Allende es informado del levantamiento de la Marina en Valparaíso. En vano busca comunicarse con Pinochet y Leigh.

Allende y su grupo de resguardo parten hacia La Moneda, donde el presidente recibe el respaldo de los carabineros leales a su gobierno que toman sus puestos de combate. Allende dirige un primer mensaje a la Nación, donde informa “la sublevación de un sector de la marinería” y llama al pueblo “a la prudencia”.

A las 8:00 de la mañana, las fuerzas armadas salen de sus cuarteles y toman el control de las calles de la capital.

A las 8:40 de la mañana se emite la primera proclama militar, donde se llama a Allende entregar el poder a los jefes supremos de las fuerzas armadas: Pinochet, Leigh, Merino y Mendoza, y se advierte que si La Moneda no es desocupada antes de las 11 de la mañana, será atacada “por tierra y aire”. A Allende se le ofrece un avión para que salga del país. Allende niega rendirse.

A las 10:15 de la mañana, Allende pronuncia, por Radio Magallanes, la única emisora gubernamental todavía no acallada, su último discurso. En él ratifica que no va a renunciar, que pagará con su vida la lealtad del pueblo, que otros hombres superarán este momento gris y amargo, y que su sacrificio no será en vano.


A las 10:30 de la mañana, tanques abren fuego contra La Moneda causándole graves daños. Mientras eso sucedía en el palacio de gobierno, en Santiago de Chile y en todo el país, miles y miles de dirigentes de la UP, totalmente desarmados, eran buscados en sus casas o en sus centros de labor, detenidos y asesinados por las fuerzas armadas y agentes de la CIA armados hasta los dientes. Se estima que fueron asesinados unos tres mil dirigentes chilenos.

Como Allende no se rendía, a las doce del día cuatro aviones de guerra inician el bombardeo aéreo de La Moneda. “El bombardeo de La Moneda fue un espectáculo impresionante. Algo parecido a ello sólo veíamos en fotos de la segunda guerra mundial”. Así graficó el brutal ataque a La Moneda un poblador de la capital chilena.

A las 2:30 de la tarde un tanque derriba la puerta de La Moneda, y la infantería ingresa y toma el primer piso del edificio. Allende y sus colaboradores, que estaban en el segundo piso, son informados que el ejército ya ha tomado el primer piso. Allende dispone que dejen las armas y bajen todos, y que él lo hará al último. El informe oficial asegura que Allende se suicidó ese momento. No está descartado que puede haber sido asesinado. Así terminó el gobierno de la UP en Chile.

A cuarenta años de su muerte, es justo reconocer que Salvador Allende fue uno de los más grandes dirigentes de América Latina. Tuvo el mérito de sembrar en su pueblo los ideales del socialismo y lo encaminó hacia esos ideales “por la vía pacífica”, buscando evitar una guerra civil en su patria. Pero, lamentablemente, si bien pudo evitar una guerra civil, no pudo evitar la masacre de su pueblo desarmado. Experiencia cruel y dura lección para todos los pueblos del mundo.

Es oportuno recordar, que al día siguiente del golpe de Estado, como por arte de magia, todas las tiendas comerciales de Chile amanecieron llenos de productos de primera necesidad. El desabastecimiento fabricado por la CIA y la derecha terminaba. La economía chilena “dejaba de chillar”.