INTERNACIONALES



 

lunes, 27 de Agosto de 2012 11:43 Movimientos Sociales

por Dr. Marco Villarruel A.
El Congreso colombiano ha decidido iniciar una investigación al ex Presidente Álvaro Uribe por la incursión realizada contra territorio ecuatoriano en el 2008. Mientras tanto, en un gesto de arrogancia y desesperación Uribe ha recordado que estuvo a punto de invadir Venezuela también.
Poco a poco se conoce algo más de las acciones genocidas de Uribe. EL Estado colombiano por intermedio de sus jueces y del Congreso procesa la información sobre este hombre que desangró a Colombia y permitió el asesinato impune de tantos hombres y mujeres. Ahora se comprueba la vinculación que sus subordinados tuvieron con el mundo de la droga y también ha sido la oportunidad para recordar sus propias relaciones con los capos y con los paramilitares.
Un alto miembro de las Fuerzas Armadas colombianas, el general Mauricio Santoyo, ahora en situación de retiro, quien fuera el hombre de confianza del ex Presidente Uribe e incluso su Jefe personal de Seguridad, ha admitido haber colaborado con las bandas paramilitares mientras estuvo desempeñando sus altas funciones. Esta declaración hecha en los Estados Unidos, donde se encuentra encarcelado, es una señal más de la profunda vinculación uribista con los grupos paramilitares.
 
Recordemos que estos grupos llamados también AUC (Autodefensas Unidas de Colombia) fueron creados en los cuarteles militares colombianos con asesoría norteamericana para ejecutar la guerra sucia que los militares no podían hacer. Siempre trabajaron coludidos, así que no es de sorprenderse que los altos mandos militares colombianos hayan iniciado una etapa de declaraciones que dejan ver esta relación, plenamente conocida y autorizada por el presidente Uribe y otros presidentes anteriores.
 
El que este altísimo oficial policial involucre personalmente a Uribe no es el único caso: una sobrina y también una cuñada de Álvaro Uribe fueron apresadas para extraditarlas a los Estados Unidos. Están acusadas de tráfico de cocaína y lavado de activos realizados en asocio con el “Chapo Guzmán” (Joaquín Archivaldo Guzmán Loera), jefe del cartel de Sinaloa, en México. El famoso Chapo es el criminal más buscado en los Estados Unidos.
Otros tristemente célebres líderes de los “paras” están presos en los Estados Unidos: Salvatore Mancuso, Juan Carlos “El Tuso” Sierra y Carlos Mario Jiménez. Sus actos de extrema criminalidad los convirtió en enemigos del pueblo colombiano y ahora incriminan, porque los conocen, al general Mauricio Santoyo y a un grupo de legisladores uribistas, algunos de ellos ya detenidos.
Parlamentarios, gobernadores, militares, que trabajaron con los paramilitares de quienes recibieron dinero o apoyo para seguir en sus curules son ahora buscados o están en prisión. Aberrantes acciones como las de los “falsos positivos” (ajusticiamiento de jóvenes campesinos para hacérselos pasar por guerrilleros abatidos y así tener algo que informar), las escuchas ilegales (chuzas) a políticos y magistrados a través de los teléfonos, se constituyen en pruebas de la alianza del poder encabezado por Uribe con los paramilitares contra los guerrilleros y contra el pueblo colombiano.
Mientras tanto hay que recordar que el clima de persecución y criminalidad no cesa en Colombia. Diariamente se conoce de asesinatos, amenazas, acoso. Bandas de paramilitares recorren los campos. En las cárceles colombianas hay miles de combatientes que esperan su libertad ya que sus detenciones son en gran medida el producto de la política de aniquilamiento social de la era uribista. De hecho los refugiados colombianos no cesan de llegar al Ecuador porque la violencia oficial no ha cesado.

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